viernes, 15 de abril de 2011

LA BOTÁNICA EN ENTRE RÍOS (JUAN DE DIOS MUÑOZ)

Los insignes botánicos y naturalistas que desarrollaron parte de sus actividades en Entre Ríos han hecho que nuestra provincia sea conocida a través de sus publicaciones en todos los institutos del mundo, las que resaltan el valor de nuestra riqueza florística y sirven de base para numerosos estudios, destacándose que existen antiguos herbarios argentinos en Inglaterra y Alemania. Es lamentable que en una provincia de notable historia botánica como es Entre Ríos se esté destruyendo su patrimonio florísticos a paso agigantado por intereses económicos y por ignorancia. La Argentina perdió el 70% de sus bosques nativos en los últimos 88 años. En el censo oficial nacional de 1914, 1.060.000 km² estaban cubiertos de bosques; en 1970 quedaban 600.000 km²; hace tres años, de acuerdo con el inventario forestal nacional sólo existían 330.000 km². En 1914 el 38% del país tenía bosques nativos, en 1970 el 22%, ahora tiene menos del 12%, lo que significa una disminución de aproximadamente 1.000.000 de hectáreas por año de bosques, montes y chaparrales devastados, convertidos a la agricultura, ganadería o en desierto. La industria del carbón y la de la leña representaron el mayor azote para la Argentina, provincias enteras vieron perder su potencial forestal. Así ocurrió con La Rioja, Entre Ríos, Córdoba, Santiago del Estero, La Pampa, San Luis, Santa Fe y Chaco entre otras. Estos datos son alarmantes y la causa es simple. Han tenido lugar talas descontroladas para la expansión de la agricultura, sin apoyo a los productores que conservan los montes. La planificación es esencial para el desarrollo sustentable y la protección de áreas naturales. Deben existir normativas que regulen el manejo de los bosques y reservas para la preservación de los ecosistemas y especies en peligro de extinción.
La deforestación no sólo destruye la biodiversidad sino también importantes comunidades rurales y cultivos tradicionales, lo que es peor, la falta de trabajo ha conducido a una despoblación rural sin precedentes en la historia argentina. Los bosques nativos son la fuente prístina de riquezas en nuestro país. La biodiversidad vegetal y animal constituyen recursos genéticos, ambientales y económicos de inestimable valor. Entre otros preciosos beneficios, los bosques previenen la erosión, sequías, inundaciones, cambios climáticos, y por sobre todo albergan biodiversidad. El inventario forestal nacional del 2002 también advierte que la deforestación puede llevar a la pérdida de por lo menos el 40% de las especies vegetales y animales del país. Muchos árboles están amenazados de extinción. La deforestación ha sido condenada en los medios especialmente la tala de bosques en la provincia de Salta para cultivar soja transgénica que es usada como forraje en los países del primer mundo. Las zonas más afectadas son el noroeste y el nordeste y también el parque chaqueño. Las áreas taladas son abandonadas al disminuir la producción o se convierten en desiertos. La provincia de Entre Ríos es la más afectada por la erosión hídrica, actualmente agravada por la deforestación. Se estima que un territorio tan surcado por lomadas y arroyos y con un régimen anual de lluvias entre 1000 y 1200 mm, necesita por lo menos un 25% de su superficie cubierta de bosques naturales.
Tan particulares son sus suelos y sus problemas que debió crearse una terminología especial para definirlos.
En virtud de las actividades humanas, los ecosistemas del mundo presentan un gradual empobrecimiento en especies animales y una paulatina y brusca disminución en la proporción de maderas, sustituyéndose las especies de tejidos leñoso por otras con tejidos blandos y de ciclo de vida corto esto redunda en una población cada vez mayor de hierbas y enredaderas a la vez que las maderas se hacen cada vez más blandas, el aire más enrarecido por gases extraños, las inundaciones y sequías cada vez mayores y el escurrimiento y erosión incontrolables. La degradación ha llegado a una gravedad tan grande en las áreas taladas que ha producido la proliferación de especies indeseables, su transformación en matorrales improductivos o en desiertos. En la provincia de Entre Ríos hace unos pocos años se otorgaron créditos para talar bosques que en muchos lugares provocó la inutilización de los predios dejando suelos planchados, sin horizonte útil y salinizado, que da lugar a su abandono para adquirir otros y repetir el proceso. Lo que es peor, el pastoreo se hace sin control lo que produce la invasión de malezas.
El desconocimiento absoluto de los argentinos acerca de la importancia adquirida, especialmente ahora, por los bosques nativos y el pensar solamente en el rédito inmediato, los ha transformado en verdaderas minas de extracción. En ningún caso se aplican los tratamientos adecuados al mejoramiento y crecimiento de las masas forestales en aprovechamiento, ya sea por el desconocimiento de las condiciones bioecológicas de las especies o bien por su composición calidad y estado. Si bien entre Ríos se adhirió a la ley de defensa forestal 13.273 y al régimen emanado de ella al igual que todas las provincias, sólo se adoptaron algunas previsiones que en la práctica no ofrecieron resultados positivos. No puede un bosque artificialmente implantado reemplazar las valiosas funciones que cumple un bosque nativo y que la propia naturaleza le asignó. Nunca podrá lograrse su reemplazo con reforestaciones drásticas, transformaciones o conversiones ambiciosas, pues ello implicaría una tarea cuya magnitud escapa a las previsiones humanas. Debe recordarse que la verdadera función de la ciencia forestal es dedicarse exclusivamente a las previsiones del manejo del bosque, asegurando su aprovechamiento racional a base de principios de persistencia y rentabilidad para lograr su verdadera economía.  (Seguiremos)

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