lunes, 14 de enero de 2019

Encuesta del vivir bien y bello y buen convivir.


26-PARANÁ– MIÉRCOLES 3 DE OCTUBRE 2018

Segunda Encuesta Escuela Guadalupe de Paraná
16 chicas y muchachos más un profesor.

Sólo cuatro de los 16 estudiantes reconocieron que aún no tienen decidido qué estudiarán.
Los demás eligieron educación física, acompañante terapéutico, gendarmería, maestra jardinera, contadora, criminalmente, escuela Sargento Cabral, bioingeniería, trabajo social. Todos se mostraron dispuestos a una capacitación en rubros de la producción, y entusiasmados con la auto construcción de sus viviendas. En general, no tienen conocimientos de producción de alimentos pero sí lazos a través de sus vecinos, parientes, y abuelos que fueron campesinos. Aunque son de Paraná, están terminando el secundario y sólo dos de los 16 dijeron que saben nadar. Tampoco el profesor sabe. Como en otros casos, mostraron cierta tensión con la vecindad, y por eso poco entusiasmo por probables emprendimientos comunitarios, aunque sí se mostraron dispuestos a vivir en zonas rurales o semiurbanas.

1-Los estudiantes dijeron conocer poco sobre agricultura y chacra en general. Su vida es más urbana. Pero a poco de indagar, una dijo que sus vecinos tienen gallinas, otro que tienen una pequeña huerta con calabazas y cebollas. Uno tiene una parra con uvas negras en casa, otra toronjas, dos hablaron de sendos limoneros, otro un naranjo,  otro tiene un vecino con níspero y los convida.
Un estudiante dijo que tiene abuelos cerca de Rincón del Doll y que suele visitarlos, por eso conoce algo de animales y sabe andar a caballo.
Otro sabe que sus abuelos vinieron desde el norte, en el límite entre Paraná y La Paz, donde eran peones en ganadería. Una estudiante dijo que sus abuelos vinieron de Nogoyá, adonde quedaron unos tíos con los cuales no se visitan. Lo mismo dijeron otros, que tienen un tío en la zona de Nogoyá, en una ciudad que no recordaban si es Hernández o Aranguren, donde crían pollos.

3-El origen de los alimentos que consumen es la verdulería, la carnicería, los comercios vecinos, el supermercado Walmar que queda a 12 cuadras de allí. En casi todos los casos.
Una dijo que tienen orégano y albaca en casa, otra comentó que en el patio tienen algo de perejil y otra, lechuga, pero en general, nadie sabe de huertas con excepción del estudiante que había comentado de sus abuelos en Rincón del Doll.
Consultados por el espacio en sus casas para hacer una huerta, 4 de los 16 dijeron que no cuentan con espacio, los demás tienen terrenos aunque pequeños. Y 5 no tienen perros, los demás tienen uno o dos perros en cada familia, una estudiante tiene 4 y otro más de 7 u 8 perros. Nadie tiene gatos. Uno tenía, pero se lo mataron los perros. Por eso deduce que sería difícil tener gallinas. Lo de perros sí, huertas no, se reitera en muchas entrevistas.

4-De los problemas ambientales no hubo quejas importantes. Sí dijeron que se forman minibasurales alrededor de los contenedores, que en el volcadero suelen producir humo aunque todos coincidieron en que el problema es menor que en años anteriores, y que la planta recicladora larga cierto olor. Dijeron que el río está contaminado, pero no agregaron más, y consultados por los agrotóxicos, no agregaron nada.

7-Preguntados por la posibilidad de la construcción de viviendas propias, hubo una respuesta positiva con entusiasmo. “Sería un sueño cumplido”, sintetizó un estudiante. Sólo una de las entrevistas dijo que no le gustaría porque en caso de pelearse con su pareja no sabrían qué hacer, y ese comentario sirvió de comidilla para distintas bromas. Uno adelantó que le gustaría vivir en la tranquilidad del campo.

8-Sobre probables emprendimientos comunitarios, cooperativos, la respuesta de todos casi por unanimidad fue contraria. Prefieren acciones individuales. “Teniendo en cuenta cómo son los vecinos, prefiero algo individual”, dijo uno y recibió la aprobación de los demás.
Otro se preguntó por qué no intentar algo en grupo. Una agregó que “si no queda otra”, trabajaría en grupo.
Para resumir, insistimos en preguntar si harían algo con los vecinos y respondieron que no. Alguien aportó “depende con qué vecinos, porque algunos son unas víboras”.
“Cuando no los precisás salen a chusmear, cuando los precisás porque te roban, nadie aparece”, agregó una alumna.

9-Preguntados sobre aspectos positivos del barrio, reconocieron que la cercanía con la escuela, la atención de la salud y los comercios. Todos gozan del servicio de agua potable aunque reconocieron que se corta varias veces en el año.
“Lo positivo de mi barrio es que los vecinos te dan hielo cuando no tenés heladera, y yo los convido con sal”, dijo una estudiante como ejemplo.

Entre los aspectos negativos mencionaron, en principio. “la música a pleno, siempre”.
Luego mencionaron los olores de la planta de reciclado. La violencia “trompadas todos los días”, “un par de muertos”, “bastante droga”, sumaron.
Sobre la inseguridad dijeron que son habituales los robos del celular. Preguntamos a quién le han robado el celular, y alguien dijo “a quién no”, pero luego admitieron que sólo dos de los 16 habían sufrido ese tipo de robo.
Consultados sobre la posibilidad de vivir en una zona rural o semi urbana, casi todos dijeron que les gustaría contar con un terreno grande con árboles, y hubo expresiones de entusiasmo en ese sentido.

10-En general los alumnos eligen carreras vinculadas a los servicios (como anticipamos en el primer párrafo), pero con la excepción de una sola estudiante, todos se mostraron dispuestos a una capacitación en temas de la producción, sea sobre apicultura, gallinas, huerta, etc.
La mayoría de ellos no trabaja actualmente, sólo una dijo que hace changas, y otro reconoció que en vacaciones es albañil.
Una alumna asiste con su hija de dos años, y otras dos tienen familia.

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