lunes, 14 de enero de 2019

Encuesta del vivir bien y bello y buen convivir.


25-PARANÁ– OCTUBRE 2018

Encuesta a 11 a estudiantes de ambos sexos de quinto y sexto año del secundario en la escuela Guadalupe, en la zona oeste de Paraná cerca del Volcadero (residuos).
Lunes 1ro. de octubre 2018

-Los estudiantes se mostraron atentos con el tema propuesto, interesados, cuatro de ellos muy participativos. Los profesores explicaron que en la zona son “bicheros” porque viven cerca del río, con espacios abiertos. De los once, diez se mostraron abiertos a recibir capacitación en temas de la producción y alimentos.

1-Una estudiante explicó que en su casa tienen unas quince gallinas, con pollitos, alimentadas con maíz quebrado, cuatro patos, conejos, y supo tener una nutria.
Dice que cuando ella era chiquita su madre cultivaba una “huerta gigante” pero ya no, porque se mudaron y carecen de espacio.
Otra alumna dijo que se crió en la zona rural de Tabbosi, conoce de campo, tambo, andar a caballo y ha visto colmenas.
Otros explicaron que conocen rudimentos de huerta gracias a los profesores que se encontraban presentes. La escuela tiene un predio pequeño.
Un estudiante dijo que sus abuelos vivían en el campo y se vinieron a la ciudad. Admite que esos conocimientos se fueron perdiendo, pero en su casa se habla de asuntos rurales.

2-Los estudiantes no dieron detalles importantes sobre el éxodo. Una alumna explicó que sus primos del campo se fueron a estudiar a Paraná y Santa Fe y estimó que no regresarán a su zona.

3-Casi todos coincidieron en que la fuente de sus alimentos es la verdulería y la carnicería, no hay productos del barrio.
Una alumna dijo que una vecina (medio pariente) los convida con calabazas, choclos, que saca de su huerta. Casi todos se mostraron alejados de la producción de alimentos, aunque admitieron en algunos casos tienen un par de naranjos, por caso, o un limonero. En el barrio, una de las alumnas tiene verdulería en su casa, pero compran afuera, no hay producción propia. Algunos saben que pasan vendedores ambulantes, pero no es habitual que sus padres les compren.
Consultados sobre el espacio en sus casas, la mayoría admitió que tendría un pequeño lugar donde cultivar alimentos. No tienen gallinas ni huerta, pero de los 13 presentes (incluidos los profesores), 11 admitieron que sí tienen entre uno y dos perros y otras mascotas.

4-Sobre la contaminación, admitieron que la costa del río está contaminada y que existen minibasurales. En varios casos explicaron que vándalos quemaron los contenedores colocados por el municipio.  Reconocieron que desde hace un tiempo ha disminuido la quema de basura en el Volcadero, ubicado a dos cuadras de la Escuela. Admitieron que la mayoría de sus casas no tienen cloacas.
Invitados por los profesores, varios alumnos participan de marchas a favor del ambiente y contra el uso del glifosato, que se realizan los mares en el centro de Paraná.

5-Sobre la posibilidad de emprender trabajos en relación con el suelo, cuatro de ellos dijeron que sí lo harían, si existieran posibilidades. En los otros no hubo mayor interés.

7-“Yo me quiero ir a vivir al campo”, dijo una estudiante. Otros admitieron que lo harían, pero en una zona cercana a la ciudad. Todos, con excepción de uno, dijeron que les gustaría tener una casa por autoconstrucción.

8-Sólo una alumna, de los 11, dijo que le gustaría trabajar en algo comunitario, asociativo. Todos optaron por una labor individual.  ¿Las razones? “Los vecinos son una lacra de mierda”, sintetizó una de ellas. Otra dijo: “son malas personas, se roban mutuamente”. La que estuvo de acuerdo con lo comunitario hizo bromas pero dijo que mientras en otros lugares los vecinos se pelean, no ocurre eso con sus propios vecinos. Ella misma se mostró muy participativa y desenvuelta.

9-Los aspectos positivos de vivir en un barrio, según los estudiantes: -jugar al fútbol con amigos; -todos van a la escuela caminando, les queda entre dos y cinco cuadras, y lo mismo el centro de salud. Los negativos: -a mala onda con algunos vecinos, la inseguridad. “Este año en mi barrio hubo sólo dos muertos”, celebró una joven. Dijeron que también en la escuela el año anterior se vivieron varios episodios de violencia interna, y en este ciclo la situación se había calmado. Lo mismo reconocieron los profesores “En enero, al empezar el año, mis vecinos se cagaron a trompadas”, explicó una estudiante.
Otra hizo hincapié en algo que consideró muy negativo: la venta de drogas. “Hay muchos vendedores”, lamentó. Nadie la contradijo.
Otro aspecto negativo: hay muchos estudiantes que dejan la escuela y se van a trabajar al “Volca” (por el Volcadero de residuos).

10-Todos los estudiantes se mostraron dispuestos a recibir capacitación en temas vinculados a los alimentos. Aunque sus expectativas pasan por otro lado: una quiere estudiar enfermería, otra ser peluquera, los demás proyectan estudiar abogacía, artes visuales, contabilidad, educación física, diseño gráfico (o veterinario de exóticas) y uno militar.
La escuela da el título de bachiller. Los estudiantes admitieron que salen sin un oficio definido.
Todos los estudiantes se mostraron desenvueltos y con ánimo, participativos y atentos. Casi todos admitieron que en su familia podrían pagar sus estudios aunque con esfuerzos, pero algunos (tres o cuatro) dijeron que trabajarán y estudiarán al mismo tiempo. No supieron decir en qué rubro. “Yo pienso pedir en el municipio para tener algo aunque sea”, arriesgó un estudiante. Pese a ello, se mostraron dispuestos a encarar diferentes oficios.

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