domingo, 8 de abril de 2012

Reflexiones de Pascua

Las conmemoraciones religiosas de estos días, arraigadas profundamente en nuestra cultura aún en medio de la vorágine turística, nos llevaron a algunas reflexiones que compartimos.
La historia judeo-cristiana relatada en estos días, nos muestra crudamente esta doble realidad del hombre, de grandeza y miseria en una misma persona, en una misma comunidad, que un día exalta y al otro condena, que un día rechaza y niega y al otro entrega la vida por la causa, que un día se junta y fortalece y al tiempo se dispersa y se olvida. El pueblo argentino sabe de estos vaivenes del ánimo, en su historia reciente y no tan reciente.
Hablamos de la VIOLENCIA, que se ha multiplicado en forma indiscriminada y muestra un claro desprecio por la vida humana, como uno de los más desafiantes signos de la presencia de la cultura de la muerte.
Hablamos de la DISCRIMINACIÓN y la MARGINACIÓN que necesitamos vencer y eliminar, pero que siempre aparecen aún en medio de las propuestas más honestas y bienintencionadas.
Hablamos del INDIVIDUALISMO que ha ganado a la sociedad actual, preocupada más por los intereses de los individuos, por la competencia, por tener “más que…” y que nos aísla y debilita frente a los mecanismos del Sistema.
Hablamos del CONSUMISMO que nos ha convencido de que la felicidad se encuentra en la eficiencia, el productivismo, el mercado, el tener más, al punto que ya no nos llamamos personas sino consumidores.
Hablamos de la INJUSTICIA que se nos aparece de tantas maneras, desde la falta de sanciones a los represores y a los poderosos, el no reconocimiento de derechos, tanto de los pueblos originarios, como de los actuales y de las personas a un ambiente sano, hasta en la creciente brecha social entre ricos y pobres.
Hablamos de CORRUPCIÓN generalizada, mal manejo de los bienes comunes, demagogia, populismo, promesas electorales incumplidas, burlas a la justicia, compra de voluntades, tráfico de influencias, que corroen la base misma del contrato social.
Hablamos de INTOLERANCIA, esta falta de disposición para aceptar al otro con todas sus diferencias, que genera abusos, represiones, negación de derechos, acciones que impiden la conformación de la comunidad.
Reflexionamos también que la visión general de estos males sociales no debe hacernos desconocer que detrás de ellos estamos nosotros, las personas que los encarnamos. Más que violencia, hay seres violentos que probablemente en otras circunstancias puedan promover la paz, más que discriminación, personas que discriminan a unos y aceptan a otros, más que individualismo, individuos egoístas que quizás sean capaces de dar su tiempo o su talento por una causa que les interese, más que consumismo, consumidores consumistas que tal vez anden en bicicleta para no gastar combustible, más que injusticias, injustos que a lo mejor lleven adelante una lucha por la justicia ambiental, más que corrupción corruptos que le dan su asiento a una anciana, más que intolerancia, intolerantes que toleran seguro las locuras de sus amigos. En fin, claros y oscuros del hombre de todos los tiempos, que hoy se manifiestan de modos particulares.
Porque junto con esto está el médico o el enfermero que se pasa toda una noche atendiendo un enfermo aunque no cobre más por eso, el policía que busca la verdad y respeta los derechos, el dirigente que se juega de verdad por las necesidades de los demás, el alumno que se interesa por el estudio, el docente que se preocupa por educar, el juez que intenta un fallo justo, el padre o madre que se priva de tener para intentar ser, el joven comprometido (o el adulto responsable) que lucha por una causa, que atiende al desvalido, que acepta al diferente, el pensador profeta o centinela que puede iluminarnos, está el que planta una semilla, el que se detiene y quita el sombrero porque están izando  la bandera, el que disminuye la velocidad porque va un niño en bicicleta. Están los grupos de resistencia, que organizan un festival solidario, que integran la cooperadora de tal o cual institución, que se movilizan por los derechos propios y de todos, que proponen alternativas, que intentan vivir diferente, que trabajan por el bien común. Por eso queremos ver en esta Pascua, cómo el Calvario no es un camino hacia la muerte sino hacia la Vida y la Salvación, que nos han sido dadas (esta es nuestra fe), pero que debemos construir diariamente (este es nuestro compromiso).

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