Desde el Centro de Investigaciones Históricas de nuestro pueblo. Rocío nos acerca una copia de la Novela Entrerriana "Palo a Pique", de Eduardo J. Villagra, editado en el año 1942. Gracias Rocío.
Para quienes ven al árbol como un objeto decorativo, cuya forma y tamaño deben ser "al gusto de uno", o lo ven como fuente de leña, o como productor de hojas caídas que afean las veredas y tapan canaletas, o como cortador de cables de electricidad y teléfono los días de viento y no logran entenderlo como un ser vivo, componente escencial del ecosistema, parte indispensable de la complejidad de la vida y mucho menos lo piensan como "un camino desde la Tierra hasta el cielo" como expresara la poesía de Tarragó Ros el sentir de nuestros pueblos originarios "...El árbol es como un pueblo y el desarraigo lo acaba... El árbol es como un rezo una plegaria encendida desde lo eterno del indio desde mi tierra querida... ¡Ay catedral verde vida! árbol pasión del suspiro, alta regresa la muerte viva en tu tallo florido..." dice Antoñito.
Para quienes siguen pensando que la primera opción para resolver un problema es podar el árbol, y quizás piensen que su defensa en una cuestión moderna de algunos pocos ecologistas, aquí copiamos un párrafo de la novela de Villagra, que podría considerarse como una autobiografía.
"... Muchos eran los áboles de la casa que tenían una especie de personalidad heredada de aquellos que los plantaron... En la entrada principal, que daba su frente a las costas del Gualeguay, había un gran cedro, cuya copa característica se destaca aún hoy... Ese cedro fue plantado por manos de mi padre en el año 70 (entiéndase 1870)... Frente al corral de horqueta, dos álamos de fecha muy posterior, habían sido plantados por uno de mis primos... la higuera de mi tío José Pascul databa de tiempos remotos... había también un peral del tío Evodio, la higuera de Olegario, los naranjos de mamá... el sauce de María...
Fue característica tradicional el amor por los árboles, que se evidenció preferentemente en aquella parte de monte virgen sobre las costas del Gualeguay, donde, cortar un árbol, requería previamente maduras reflexiones y el reconocimiento indiscutible de una imperiosa necesidad..."
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