15-PARANÁ, AGOSTO.
Siete estudiantes secundarios de Paraná
Curso 6to. Año – Lugar Bº San Agustín Paraná
De los 7 estudiantes sólo 2 son nacidos de Paraná, 3
provenientes de otras provincias y 2 de otras localidades de Entre Ríos. Se
entusiasman con la encuesta.
Poseen recuerdos de actividades vinculadas a la tierra
especialmente de sus abuelos que criaban animales de corral, vacas,
caballos…madrugaban siempre.
La totalidad asegura que en sus domicilios realizan algunas
plantaciones como tomates redondos, peritas, cherri, pimientos, lechuga,
albahaca, perejil. También manifiestan tener algunos frutales como higuera,
vid, limón, mandarina, pomelo…y antes ciruelos y duraznos.
Conocen como medicinal al burro, la salvia, aloe.
Identifican las taperas como el símbolo del éxodo rural
Se muestran a favor de la biotecnología de modo que no
afecte la salud, pero además en contra del uso de agrotóxicos.
Respecto de la contaminación “la sufrimos en carne propia
con el Arroyo Antoñico sin saneamiento, con basura, abundante vegetación por lo
que se pone peligroso, hay alimañas, ratas, cucarachas que afectan la salud de
los pobladores”.
Dicen que el Volcadero está un poco más controlado que
tiempo atrás. Apuntan su preocupación por los mini y grandes basurales, las
cloacas, los asentamientos inhumanos que viven en la más absoluta marginalidad
pero con los peligros consabidos como la venta de armas, drogas, robos y
arrebatos (de este último conocemos mucho en las cercanías del colegio).
El vecino solidario desapareció, dicen. También dentro de
las relaciones familiares, propio de estos tiempos del “sálvese quien pueda”.
La mitad de los encuestados dice que viviría en el campo, la
otra lo duda. Cinco tienen padres policías, otro se dedican a la refrigeración,
otro es remisero, sólo una madre trabaja casa afuera.
Todos van a seguir estudiando carreras universitarias y/o
terciarias. En el curso son 8 en total y comenzaron la secundaria 35 o más.
Aseguran que lo que impide acceder a bienes como la tierra
es la falta de ingresos y/o trabajo. Calculan que se necesitarían como mínimo
10 hectáreas y según la actividad que se realice, para desarrollar una
actividad vinculada a la producción campesina. Además de tierra, ayuda para
comenzar, centros de referencias de la salud, la educación, comunicaciones,
agua potable…
El 85% de los encuestados posee vivienda propia pero con
muchas limitaciones. Una de las encuestadas manifiesta que viven 9 personas con
3 ambientes (los padres, y una hermana casada con hijo) es decir hacinados.
Lo positivo del barrio: centro de salud, educación,
“comisaria”, comercios varios, bibliotecas, centro de recreación de El Sol,
medios de comunicación… les gusta la limpieza de los lugares públicos, lo
verde, por eso eligen ir al parque Urquiza.
Lo negativo del barrio: inseguridad, injusticia,
contaminación, narcotráfico, asentamientos.
Si hubiera condiciones, 3 de los encuestados aseguran que
les gustaría vivir en el campo.
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