27-PARANÁ– 30 DE OCTUBRE 2018
Encuestados: 27 estudiantes y profesores, de ambos sexos, de
la Escuela Neuquen en turno noche, que involucra a los barrios Belgrano, Mitre,
la Delfina y Villa 351 de Paraná.
Los estudiantes y docentes se mostraron participativos e
interesados en la problemática del arraigo, el origen de los alimentos, la
producción, y a la vez bastante alejados de las tareas de la chacra pero con
algunos vínculos por sus abuelos. Solo una chica de los 27 entrevistados dijo
que no estaba interesada en capacitación, por caso.
Fue llamativo que, luego de hacer una valoración conjunta de
las prácticas comunitarias y asociativas en nuestra historia regional, todos se
manifestaron a favor de trabajos individuales y no comunitarios.
En el grupo nos encontramos con estudiantes y docentes con
padres y abuelos en Carcarañá, Villaguay, Nogoyá y Diamante, que en esas
localidades tenían relaciones con la tierra, criaban animales y hacían huerta.
Pero ellos, en Paraná, no pueden en general por falta de espacio o de
costumbre.
A la pregunta primera sobre los conocimientos, una decena de
los 27 aportó algún vínculo con las huertas. Una alumna tiene en su casa un
espacio de cuatro por cinco metros, más o menos, con choclos y zapallos. Una
profesora planta aromáticas en macetas.
Sus abuelos, que vinieron de Mendoza, tenían huertas y olivares. También
tienen en su casa un limonero, una lima y frutillas.
Un alumno anotó en su casa un naranjo y un pomelo. Una
docente dijo que un vecino tiene níspero. Otra docente, que su mamá tiene
frambuesas, frutillas, limoneros y naranjos. “Siempre tuvimos terreno, mi papa
tenía huerta, y mi abuela gallinero cuando éramos chicas”.
Una profesora apuntó que sus sobrinos en Rosario reciben
conocimientos de huerta desde el jardín de infantes, y por eso su mamá (la
hermana de la encuestada) se mudó de un departamento a una casa con terreno,
para hacer huerta.
Una estudiante dijo que sus padres y abuelos son de
Carcaraná (Santa Fe). Su abuelo criaba pollos y trabajada en un
frigorífico. Pero hoy ella vive en un
departamento en Paraná.
Otra docente explicó que tiene abuelos en Villaguay. Siempre
tuvieron gallinas, cerdos. Algunos de sus tíos siguen trabajando en el campo en
la zona de Villaguay. Tiene sobrinos que hacen compost y cuentan con una
pequeña huerta con perjil…
Otra docente explica que es oriunda de Nogoyá. Sus abuelos por
parte materna vivían en el campo. En Nogoyá queda parte de la familia.
Otra encuestada es de Diamante, sus abuelos crían animales
(en la actualidad). Ella vive en un departamento en Paraná. “A los nietos no
nos interesa mucho el campo, es mucho trabajo, todos los días, levantarse
temprano”…
Pregunta 2. Sobre el éxodo. No hubo respuestas. No fue
visto, en este grupo, como un problema. La mayoría dejó la impresión de que no
conocen el éxodo. Solo una profesora dijo que tiene una prima mayor que se fue
de Villaguay a una zona rural de Santa Fe a hacer el tambo con su familia.
Pregunta 3. Sobre el origen de los alimentos. La mayoría
absoluta admitió que compra en comercios del barrio, verdulerías, carnicerías,
y algunos en supermercados. Un estudiante dijo: “Mi abuela tiene huerta pero
saca para consumo de ella nomás”, lo cual provocó la risa de sus compañeros.
Quedó claro que nadie produce sus alimentos, y nadie tiene
vecinos que compartan algo de la huerta o huevos.
Una encuestada explicó que, como es celíaca, su madre le
prepara mermeladas y dulces con frutillas de su casa u otras frutas regaladas,
duraznos por caso.
Un estudiante dijo: “es mejor cosechar en casa”. Con la idea
de que los frutos serán frescos y sanos.
Una profesora aportó que los dueños del departamento que
ella alquilaba solían comprar en el campo y convidarla. Otros valoraron algunas
ferias donde se venden verduras y productos caseros, incluso algunas ferias
organizadas por el sindicato Agmer.
Pregunta 4. Contaminación. Lo primero que se escuchó fue:
basura en el barrio, y pesticidas en el campo.
“Tengo un conocido que alquila campo y la mamá tiene cáncer
culpa de los agroquímicos”, dijo un estudiante.
Sobre los basurales, dijeron que hay menos que antes, pero
en general ¡es una mugre!
Los residuos domiciliarios no se separan, y algunos
contenedores de basura son quemados por vándalos.
Dos estudiantes dijeron que ha disminuido la plantación de
árboles en el frente de las casas y en los fondos.
Pregunta 5. Si imaginan trabajando en relación con el suelo.
Varios admitieron que sí, imaginan trabajar la tierra. “Mi gusta, mi abuela me inculcó hacer una
huerta”, dijo un estudiante. Otro dijo que lo haría para consumo personal. No
hubo rechazo a esta alternativa.
Pregunta 7. Sobre los servicios para vivir en zona rural y
la vivienda por autoconstrucción. Se escucharon expresiones de aceptación, con
la idea de hacer viviendas incluso con materiales de la zona. Una profesora puso como reparo el problema de
la distancia con el trabajo actual. Respecto de los servicios necesarios
apuntaron: luz, agua, gas, internet, cable, asfalto o vivir cerca de la ruta.
“Yo me iría pero cerca de la ciudad, tengo miedo de
arrepentirme”, comentó una profesora.
Pregunta 8- Sobre emprendimientos comunitarios o individuales.
Lo primero que se escuchó fue: “individual, porque hay uno más vivo que el
otro”. Lo siguiente: “mis vecinos son
aislados, tienen una frialdad… ni pelota te dan”. Un estudiante aclaró:
“tendría que haber mucha confianza”. No hubo, entre los 27, ni un solo
comentario a favor del cooperativismo o la vida o el trabajo comunitario. La
pregunta se prestó para ciertas bromas sobre la vecindad.
Pregunta 9. Los aspectos positivos de la vida en el barrio.
“Todo cerca, el quiosco, el transporte, la carnicería, la escuela. La mayoría
vive a dos o tres cuadras de la escuela Neuquén, con excepción de un estudiante
o que dijo vivir a 20 cuadras. También valoraron tener a los familiares cerca y
a los amigos.
En cuanto a los aspectos negativos, mencionaron “los robos”,
y una alumna relativizó: “hay de todo”. Dijeron que se vive cierta violencia,
pero no lo presentaron como un tema inquietante.
¿Y en la escuela? Preguntamos. “A la noche es tranqui, pero
a la tarde y a la mañana vienen los peores. Los otros días entré y se estaban
peleando en la puerta”.
Nadie mencionó la palabra “droga”. Tampoco preguntamos
específicamente sobre el asunto.
Preguntamos a los estudiantes si tienen elegida una carrera
o un oficio, para cuando egresen: dijeron enfermería, administración de
empresas, profesorado de matemáticas, policía, arquitectura, educación física,
maestra jardinera… Ninguno tiene el propósito de seguir alguna carrera
vinculada con la tierra. “Yo pensaba en
veterinaria, pero cuando me dijeron que tenía que meter un termómetro en el…”,
bromeó una alumna.
Sólo uno de los estudiantes dijo que trabaja desde hace 5
años, en una fábrica de aberturas.
Preguntados sobre la posibilidad de capacitación en
distintos rubros vinculados a la chacra, hubo aceptación general. “Me gustaría
trabajar con animales, me gustaría”, confesó una de las alumnas con entusiasmo.
Sobre el espacio para desarrollar cultivos o tener gallinas
en casa, dialogaron sobre la falta de espacios pero sí admitieron que cuentan
con lugares pequeños con excepción de cuatro o cinco que habitan en
departamentos pequeños. De los 27consultados sólo dos dijeron que no tienen en
casa ni perros ni gatos. Una alumna comentó que en su casa hay 6 perros y 5
gatos. Otra explicó que no sería problemas la convivencia porque un vecino suyo
“tiene como siete perros y gallinas y pollos”.
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