En junio de
2009, nuestra fundación publicó en EL DIA una Carta Abierta a Raúl
Riganti, Intendente de Larroque, por unas infortunadas declaraciones suyas en
una radio local, donde se asumía como transmisor de las mentiras de la
multinacional Monsanto, que en forma artera y falaz, en ese entonces sostenía
que su agrotóxico glifosato era inocuo para la naturaleza y los seres vivos.
Apenas
tres años después ya nadie duda, incluida nuestra justicia con el reciente
fallo conocido como el de las Madres de Ituzaingó, Córdoba, que este y
otros venenos que se usan habitualmente en los campos de nuestra zona son
intrínsecamente peligrosos para la vida y la naturaleza.
El
científico señero en estas investigaciones, Dr. Andrés Carrasco, ex-presidente
del CONICET y actual director del Laboratorio de Embriología Molecular de la
UBA acaba de publicar declaraciones en la revista La Vaca donde denuncia el
agravamiento y la profundización del modelo impuesto por la nefasta
multinacional y sus implicancias, entre las que señala que las variedades de
semillas aprobadas este año en nuestro país no solo son graves ambientalmente
sino también económica y socialmente.
La
semilla de soja RR2, obligará a los productores a pagar regalías de por vida a
la nefasta compañía estadounidense y prohibirá a los productores a guardar
semilla propia para la siguiente cosecha.
Fundavida
denunciaba que la resistencia de la naturaleza a estos temibles tóxicos iría
obligando a los mercaderes de la vida a subir sus agresiones con nuevos y más
poderosos venenos.
El Dr.
Carrasco denuncia que el Glufosinato, nuevo veneno empleado asociado a la nueva
generación de semillas transgénicas es infinitamente más tóxico y peligroso que
sus antecesores.
Dice el
científico que los experimentos con la nueva droga en animales:…”provocan
efectos devastadores, desde convulsiones hasta muerte celular en el cerebro y
malformaciones en el sistema neurológico”.
La
rápida obsolescencia del glifosato que primero viró de round-up a round-up
plus, luego a round-up plus II, ha provocado que ahora sea lanzada a los
mercados de los países periféricos esta nueva generación de agrotóxicos
mucho más letales aún que sus antecesores.
En
Europa, donde aparentemente existe una mayor preocupación de los gobernantes
por la defensa de sus gobernados, la Unión Europea acaba de ordenar el retiro
del mercado de 22 de estos venenos, aunque tolera que sigan siendo fabricados
para ser exportados a nuestros países del conosur, donde nuestros políticos son
funcionales piezas claves en la propagación de este nuevo modelo neocolonial
que conlleva ya no solo el robo y la destrucción de nuestros recursos naturales
sino también el aniquilamiento de la naturaleza y la vida.
Con las
actuales reglas de juego vigentes en Argentina las corporaciones semilleros
asumen prácticamente el control del modelo agropecuario local subordinándolo a
sus intereses a costa de los nuestros.
Las
nuevas plantas de producción de estos y otro venenos que se están planteando en
la provincia de Córdoba ratifican la impunidad y el control que ejercen sobre
nuestra clase política.
Mitt
Romney, actual candidato republicano a presidente de EEUU es conocido
como el Monsanto Man por su participación, como ejecutivo de esta empresa, en el
diseño de la conocida Ley Agrícola Romney a la que agregó la “Cláusula
Monsanto” que desregula los alimentos transgénicos, que no requerirán en
el futuro etiquetado con advertencia de su contenido y no permitirá la
supervisión de estos productos por nadie más que el Departamento de Agricultura
de EE.UU. cuyas restricciones son definitivamente laxas y complacientes con
estas empresas, cuyos funcionarios saltan y vuelven de ellas a este organismo,
diseñando sus políticas.
Pero
nada de esto sería posible en nuestro país sin la complicidad del sector que se
beneficia con las migajas de este reparto, localmente conocido como los
sojeros.
Pasados
tres años de nuestra carta abierta nos preguntamos si Raúl Riganti habrá
cambiado su perspectiva y habrá admitido, ante las evidencias irrefutables, la
condición de veneno del glifosato y otros agrotóxicos.
Y no es
que nos interese demasiado lo que él piense, sino que nos preocupa que para
instalar estos modelos de saqueo y envenenamiento necesitan de la complicidad
de los sojeros como Riganti que hacen la vista gorda al desastre sin
precedentes que esta provocando el modelo sojero de Monsanto en nuestro
continente.
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