El 24 de abril realizamos el 9no encuentro “Pensando en Larroque”, el primero de este año, volvimos a reunirnos en esta ocasión con la amable participación del Dr. Diego Ortolano. La propuesta, como siempre, fue intercambiar algunas ideas en los temas de su área, la salud en nuestro pueblo.
Nos acompañó, como ya es
costumbre, un importante y variado grupo de amigos y copoblanos interesados en debatir conceptos
que puedan ayudarnos a desarrollar propuestas para hacer de Larroque nuestro
lugar, nuestra “Tierra sin mal”, un espacio del “vivir bien” del “sumak kawsay”
de la cosmovisión ancestral del Abya Yala.
El Dr. Ortolano comienza
desarrollando una idea que considera determinante en el análisis de la salud en
Larroque y a la que volverá repetidas veces para explicarla desde distintos
ángulos. Entiende que los larroquenses (o larroqueños como prefieren decir algunos)
tenemos una visión tremendista de la situación sanitaria, que somos propensos a
sobredimensionar los hechos, quizás porque al ser un pueblo chico en el que
todos nos conocemos, el enfermo no es un número más como en otros lados, sino
un amigo o un pariente, y entonces el impacto es necesariamente mayor. La gente
se pregunta por qué en Larroque pasa esto o aquello cuando en realidad pasa lo
mismo que en todos lados; se ven con asombro, con incredulidad casos que son
comunes a muchas regiones del país. Sin embargo, por otro lado, la gente
permanece inactiva frente a los mismos problemas que desproporciona. Cuando uno
va a la práctica, la gente en general no reacciona positivamente. Cuánto cuesta
por ejemplo que una mujer se realice un estudio ginecológico, la misma mujer que
opina luego que en Larroque hay muchos casos de cáncer.
Hay como un miedo
desmedido, nos dice, hacia casos médicos que pasan aquí como en todos lados.
Sugirió que los médicos
deberían no sólo atender a los enfermos sino generar conciencia de la necesidad
e importancia dela prevención; si esto no sucede es porque algo se está
haciendo mal.
Opina que la prensa
ayuda a horrorizar en lugar de actuar en positivo y en prevención, aparecen
“opinólogos” deformadores de opinión, que hablan sin saber, sin conocer el tema
y generando una especie de sicosis, en
lugar de consultar a quienes tienen mejor información y pueden aportar datos
ciertos evitando atemorizar sobre casos que ya de por sí son serios. Nos dice
que las estadísticas muestran por ejemplo que en Larroque los índices de cáncer
son iguales a los del resto del país, inclusive por debajo de la media, que
estos índices están bien actualizados en el Registro Nacional de Tumores y en
los Nodos regionales de centralización de la información. Que se han hecho
encuestas poco profesionales que generan datos falsos y provocan que muchas personas
se depriman o se angustien pero siguen sin actuar preventivamente. Insiste en
que necesitamos aprender a prevenir en lugar de aterrarnos.
Eso hace también que no
se hable de otros casos que tienen menos prensa pero pueden ser más prevalentes
estadísticamente como los accidentes de tránsito por ejemplo que, aunque tienen
estadísticas subdimensionadas porque no hay seguimiento de las secuelas
posteriores, igual son la principal causa de muerte en el país de personas
menores de 40 años.
Un comentario especial dedica
el Dr. Ortolano a las afecciones cardiovasculares, por las cuales, dice, la
gente se preocupa muy poco (aunque en el último tiempo algo más) pero que son
mucho más importantes que el cáncer.
No se trata de que le
restemos importancia a algunas enfermedades como el cáncer, sino de que podamos
ver que hay otras que nos afectan más y descuidamos; de evitar las sicosis y
tomar actitudes más positivas hacia la prevención.
Lo mismo puede pasar con
las adicciones, comenta Ortolano, solemos alarmarnos por las drogas ilegales,
como la marihuana o la cocaína y no por las legales como los psicotrópicos,
pero muchas veces, las drogas prescriptas legalmente son tan malas como las
ilegales, y el negocio farmacéutico es tan rentable como el tráfico de
estupefacientes.
Consultado sobre
desnutrición infantil comenta que a pesar de que en su consultorio no hace
mucha pediatría, puede observar que en Larroque las necesidades alimentarias
básica están bien cubiertas, que hay una tendencia hacia la comida rápida que
puede no ser muy sana y que lo que sí ha podido observar son casos de violencia
intrafamiliar que son preocupantes. Si me preguntan “qué ves en Larroque”, nos
dice, veo mucha preocupación por unas enfermedades, poca actitud preventiva y
falta de conocimiento de otras que tienen menos prensa.
En un interesante
intercambio de opiniones, se fueron analizando distintos aspectos de la salud,
la medicina y la sociedad, de los que destacaremos sólo algunos por una cuestión
de extensión.
Algunos se oponen a una visión positivista o
demasiado cientificista de determinados sectores, según la cual, sólo los
estudiosos de un tema, los profesionales, pueden opinar acertadamente en
cuestiones de su área de conocimiento, negándoles así a las demás personas su
capacidad para sostener ideas diferentes pero igualmente respetables.
Hubo quienes sostuvieron
que más allá de la asistencia médica y la prevención se deben buscar las formas
para logar una vida más sana, con mejores alimentos, con un ambiente menos
agresivo, con relaciones más armónicas, con menores niveles de estrés, etc.
Otras opiniones giraron
sobre el hecho de que el tremendismo en el análisis de los hechos y la apatía
para una acción positiva a la que hizo referencia Ortolano, podía verse en
otros aspectos de la vida cotidiana: solemos protestar con horror por algunos
casos de corrupción, o de violencia, o de pobreza, pero luego a la hora de
actuar no hacemos nada positivo al respecto.
Un nuevo intercambio se
produce en torno a la falta de registros sobre la influencia de los factores
ambientales en el desarrollo de nuevas enfermedades; hay una tendencia de algunos
sectores empresariales a ocultar información, ningunear las opiniones en
contrario, falsear información, realizar campañas de promoción engañosas,
desviando los centros de interés de la población, priorizando lo monetario y
mercantil por encima de lo sanitario. También una falta de controles
gubernamentales al respecto o una llana aquiescencia de las autoridades para
con actividades contaminantes que son rentables o permiten gran recaudación
impositiva. Se sostiene con demasiada liviandad y hasta con arrogancia desde
ámbitos de liderazgo ideológico que no existen pruebas científicas suficientes,
invirtiendo la carga de la prueba, al sostener que no se ha probado un efecto
dañino de un nuevo tóxico cuando en realidad lo que se debe probar es su
inocuidad que por supuesto no se probó y desconociendo los efectos de
disrupción hormonal que están plenamente documentados.
Otro tema que da lugar a
comentarios es el retroceso del sistema de salud en Larroque, donde en otras
épocas hubo internación, atención de cesáreas e inclusive cirugías más
complejas y que ahora, ante cualquier complicación inmediatamente se deriva al
paciente hacia centros asistenciales de ciudades vecinas. Varios de los
presentes acuerdan con el Dr. Diego Ortolano en que con las comunicaciones y el
avance de los sistemas de estudios médicos y tratamientos especializados,
estando como está Larroque a 25 minutos de ciudades como Gualeguaychú y
Gualeguay, no tiene sentido sostener una estructura médica de avanzada que la
mayor parte del tiempo permanecerá ociosa u operar en situación precaria, sin terapia
intensiva.
Continuamos por varios
temas más, como el parto, la salud mental, hipertensión, diabetes, obesidad,
automedicación, etc. que extendieron la conversación por casi dos horas.
Nuestro agradecimiento
al invitado especial Dr. Diego Ortolano, a los amigos y diletantes habituales y
a quienes se van sumando a esta propuesta de “Pensando en Larroque”.
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