Casi sin darnos cuenta llegamos ya al 4to
encuentro “Pensando en Larroque”, que se llevó a cabo el viernes 2 de agosto,
nueve días antes de las elecciones primarias del último domingo.
En esta
ocasión, el Dr. Rubén Virué, actual Secretario de Justicia de la provincia de
Entre Ríos, fue el encargado de contarnos su visión personal sobre la historia,
el presente y el futuro de nuestra ciudad y su gente. Tal la consigna que le
planteamos a todos nuestros invitados especiales.
Comenzó haciendo mención al “completo
panorama” que trazara en el encuentro anterior el Escribano Fabio Larrosa, para
luego referirse más específicamente al aspecto social.
En este sentido sostiene que se ha modificado
notablemente la forma de convivencia en nuestra ciudad. Piensa que un ingrediente de este cambio es la situación
nacional, posiblemente acelerado desde el conflicto entre el gobierno y el
sector agrario en el año 2008. Pareciera que aquella división del 2008 se
mantiene y el que piensa distinto es un enemigo; sosteniendo que el propio
oficialismo al que pertenece, -usó la frase nosotros- debe hacer un mea culpa y evitar un discurso agresivo.
Pero lo más importante es que ese clima nacional, aparece profundizado en
Larroque, donde todo aquel que no esté alineado con la cúpula mandataria local,
pasa a convertirse en enemigo irreconciliable.
Sería muy simplista creer que esto se debe
sólo al temperamento del intendente, sino que hay un sector de la sociedad que sostiene esta tendencia, ya
sea con su beneplácito o con su temor. “Me ha pasado de encontrarme con gente
que conozco desde muchísimo tiempo, que ahora se cruza a la vereda de enfrente
para no tener que saludarme en la calle, pese a que ninguna dificultad tienen
en hacerlo en privado y a esta conducta no se la puedo atribuir al intendente.
Jamás me había pasado ver a compañeros con miedo de que su saludo pueda ser
interpretado por la conducción local como
una simpatía ideológica o personal”.
Analiza que, como comunidad, siempre supimos debatir y
tener nuestras diferentes opiniones sin necesidad de distanciarnos, porque
podíamos disentir en política pero coincidir en el club o en la escuela de
nuestros hijos o simplemente saludarnos con amabilidad al cruzarnos en la
calle. Esto es lo que se ha alterado lamentablemente.
Es cierto que en Larroque, como en toda ciudad
chica, mucha gente prefiere evitar que la identifiquen con una determinada línea
de pensamiento político, esto es parte de la idiosincrasia también. Pero ahora,
en este tiempo, desde la autoridad local se fomenta esta situación, la de
etiquetar, la de definir, o aceptás todo lo que planteamos o sos enemigo, parece ser la consigna, una visión estrecha muy alejada del ejercicio de los
derechos y libertades. Pone como ejemplo algunos casos concretos como los
ocurridos en la Escuela Horizonte al inicio de la gestión 2007 – 2011, cuando
ante una primer discrepancia se dejó de contratar los servicios tan necesarios
para los alumnos, o lo ocurrido hace poco en el club Sportivo, en donde la
negativa a obedecer instrucciones del poder político generó una crisis resuelta
recién meses después cuando pudo realizarse un acto eleccionario en el que el
ejercicio de la represalia y la utilización de recursos del estado municipal como
forma de captar voluntades se hizo evidente, felizmente sin éxito, pero contando con algunos sectores importantes de
la población que toleran hasta con simpatía esta situación.
También refirió ejemplos en los que la
discrepancia con la autoridad comunal tuvo como represalia el cambio de
condiciones de trabajo e incluso el traslado de personal del Estado a otras
ciudades, y el no pago de deudas del municipio con proveedores para provocar
ahogo financiero a quien osó discrepar.
“Debemos plantearnos seriamente algunas formas
de salida, pensar en qué es lo que debemos hacer – nos dice- porque si esta
forma monopólica de detentar la verdad, esta manera agresiva y autoritaria de
acción, se mantiene en el tiempo, la sociedad local estará en verdaderos
problemas de división, de inacción, de dependencia del poder, de temor, de
belicosidad que serán muy difíciles de revertir.
Es
fundamental que nos planteemos entre todos, por donde abordar esta crisis. Quienes por algún motivo tenemos un cierto grado de incidencia en la comunidad,
debemos fomentar estas instancias de debate (como la que se ha generado esta
noche aquí), generar ámbitos de discusión donde cada uno pueda decir lo que
piensa. Debemos ayudar a vencer el temor, a superar ese miedo bilateral, provocado
por la autoridad y tolerado por la comunidad. No podemos tomar como normal y
aceptable el discurso único.
A partir de este momento se abre un intenso
debate en el que los presentes aportan ideas, conocimientos, anécdotas e
información relevante y del que destacaremos algunos conceptos que contaron con
la aprobación generalizada.
- No hay ámbitos de debate, no se escuchan
voces discordantes que denuncien los atropellos que pasan en el pueblo. En otros momentos se
debatía con libertad, pero hubo un quiebre, una ruptura, se impuso el discurso
único y parece que, como comunidad, no tuviéramos las herramientas para
defendernos, quizás porque nunca antes necesitamos protegernos de nuestros
propios dirigentes. Siempre supimos juntarnos para trabajar, sobre todos en épocas
de crisis, pero nunca en función de preservarnos de la agresión de nuestras
propias autoridades.
- Larroque se ha caracterizado por integrar a
los diferentes sectores; incluso quienes llegaban desde otros lugares
rápidamente se insertaban en la sociedad y formaban parte activa de la misma,
de forma mancomunada con el resto de la población, pero últimamente, quizás
como parte de una crisis de crecimiento poblacional, tenemos varios casos de
personas, actuando en lugares decisivos, que no logran encarnar la
idiosincrasia del pueblo, que no logran entender que aquí tradicionalmente
pudimos ser amigos de nuestros adversarios políticos y en consecuencia generan discordia; que no
pueden ver que los larroquenses siempre fuimos capaces de encontrar objetivos comunes,
discutirlos y trabajar para alcanzarlos en convivencia pacífica y amigable; gente
que viviendo entre nosotros, parece que siguiera viviendo en otra parte. Es
evidente que estamos en una crisis dirigencial y no hemos sido capaces de
marcar el rumbo, de mostrarnos como somos y de integrar sanamente a todos. A
esto se suma que muchos copoblanos, con cierto snobismo, tienden a valorar más
lo que viene de afuera y menosprecia lo local.
- Se han hecho notables distintas formas de
exclusión, en especial de los movilizadores naturales de la sociedad. Crecimos
entre comisiones y cooperadoras diversas en las que participaban todos quienes
quisieran, sin distinción, opinando, trabajando sin sueldo ni otro merecimiento,
sólo por el placer de saber que se hacía algo útil por el pueblo, a veces bien,
otras nos tanto, pero siempre bien intencionado. Sin embargo, a partir de esta
gestión, todo lo centralizó el municipio, y cuando se llama a terceros es para que
exprese su consentimiento sobre lo ya resuelto o para salvar situaciones
comprometidas que no se hubieran previsto. No se discute la organización de
nada, se actúa con prepotencia, con soberbia y con un aire de superioridad que
llega hasta hacer burla del que piensa distinto, se comentan con ironía los pensamientos
diferentes y se extienden estas conductas tan retrógradas a las nuevas
generaciones.
- La mentira se ha normalizado, se toma como
un dato más de la realidad, sin connotaciones morales, se miente permanentemente
desde el gobierno local, en cosas
importantes o en nimiedades. Hay sectores de la población que aceptan esta
mentira, que aún sabiendo que tal informe o noticia son falsos, los aceptan
como ciertos, los convalidan y se niegan poner en evidencia el engaño. Y lo más
triste es que las autoridades locales y sus seguidores más cercanos terminan
creyéndose su propia mentira.
El intercambio de opiniones se vuelve intenso,
todos tienen algo que comentar o compartir, cada tema es complementado con
abundantes e interesantes anécdotas que ilustran y aclaran las expresiones. Se
habla de trabajo, de educación, medios de información, el rol de los adultos y
los jóvenes un tanto trastocados en la actualidad y otros cambios generales de
la sociedad que sin duda influyen en la sociedad larroquense.
La noche se prolongó y se hizo necesario poner
un fin al debate pero con la convicción de que lo seguiremos en el próximo
encuentro.
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