jueves, 20 de junio de 2013

Para que broten las hojas verdes.

Publicamos partes seleccionadas (por nosotros) de estas dolidas, precisas, duras, profundas y esperanzadoras reflexiones de Tirso Fiorotto.

"El dinero sucio del mundo y de la Argentina en particular, el dinero manchado en sangre, podrá usarse para seguir despojando de tierras a los campesinos argentinos a través de los certificados de inversión inmobiliaria, Cedin.
Robando tierras, lisa y llanamente. Dinero del robo usado para comprar la tierra es un robo, no a mano armada porque el gobierno lo permitirá, ni siquiera hay que hacer un boquete, no hay que asaltar un banco, no: es el gobierno de Fernández viuda de Kirchner el que facilita el boquete y nos pone contra el piso, para transferir la propiedad que los honestos no pueden sostener, a manos de los peores delincuentes.
Un campesino no puede hoy comprar la parcela en que trabaja, no puede hacer planes con sus vecinos, sus compañeros, porque no hay planes para los desheredados; no puede ampliar su pequeña parcela, tampoco, porque las políticas del gobierno lo empujan al éxodo al tiempo que favorecen a los grandes grupos, con su economía de escala que destruye a la familia trabajadora del campo, no deja margen a los chicos.
Así es como van haciendo de Entre Ríos la cancha para sus negocios espurios. Así es como Entre Ríos se convirtió en patria añorada por los desterrados, exprimida por el capital usurero.
Y bien: hoy el que sabe trabajar la tierra y tiene ganas tampoco puede hacerse de una chacrita porque desde el poder político lo han puesto a competir con pooles y fideicomisos que distorsionan los precios. El gobierno dejó a los campesinos en la intemperie para que enfrenten con hondas y palos a los tanques de guerra y los misiles de la usura.

No conforme con estas agresiones simultáneas contra el pueblo, el gobierno de la señora Fernández viuda de Kirchner ahora facilita que los ladrones del planeta se queden con la tierra de los trabajadores argentinos. No sólo les aceita el camino sino que los llama, los invita, les sirve los campos en bandeja.

Fernández viuda de Kirchner ha dispuesto con su séquito, entre los cuales se encuentran algunos entrerrianos que ya participaron de la bien recordada era menemista, que los billetes pesados y ocultados por la lacra de la humanidad sean metidos con legalidad en el territorio argentino, a competir con el dinero fruto del esfuerzo y el sacrificio de los trabajadores, es decir, de las víctimas. Canallada, si las hay.
El gobierno facilita que ese dinero sucio que es razón principal del hambre, la muerte y otras miserias de la especie humana, además de alentar la destrucción de la biodiversidad, ese dinero se use para acaparar tierra en la Argentina, para hacerse de títulos de propiedad de la tierra que luego usarán los pooles y las multinacionales, a los que este gobierno está aliado, y a los que además les ha prometido incluso que les abrirá las puertas para la apropiación de genes, con cambios a la ley de semillas, de manera que un grupo de multinacionales puedan cobrar regalías por cada semilla que plantemos, lo que equivale a privatizar la vida.
La naturaleza hizo los genes durante millones de años, estos señores le meten mano y se quedan con la semilla entera, con la venia del gobierno de Fernández viuda de Kirchner, deslumbrada con firmas como Monsanto en la agricultura, como Barrick en la megaminería. Colonialismo a la enésima.
Este cóctel de medidas antinacionales y contrarías a todas luces a los trabajadores le quita a la presidente argentina su autoridad, y nos llama a resistir sus arbitrariedades.
No, no hay derecho. Es tan violenta esta arbitrariedad colonial, que la presidenta Fernández viuda de Kirchner está disolviendo en ella su autoridad. El lavado de dinero sucio, el permiso para dar tierras a un delincuente es una actitud destituyente, autodestituyente. Fernández quedará en el poder pero vacía de una autoridad que ella y su esposo dilapidaron, por indecentes.
Hay que resistir este embate. No hay que aceptarle el suicidio. No hay que aceptar más arbitrariedades de Fernández y su séquito de ricos alzados contra la patria grande. Hay que decirle no a los destituyentes, empezando por el propio equipo de gobierno.
No señora, usted debe completar su mandato y sin añadir daños como éste de los Cedin.
Hay que resistir, y la primera resistencia debe ser la conciencia.
Sentarse con serenidad a tomar conciencia del estado de las cosas es un acto pleno de resistencia, necesario, esclarecedor, justo.

La historia de luchas de los trabajadores argentinos, luchas por la independencia, los derechos obreros, la libertad, luchas contra las dictaduras, luchas por el ambiente sano, esa historia ancha de valores y entregas heroicas exige hoy un desagravio, porque un grupo de ricos mafiosos usa las banderas para ponerlas al servicio de la contrarrevolución, al servicio del gran capital.
Los pueblos entrerrianos que abrevamos en la revolución artiguista y en 300 años de resistencia a la invasión, pagada con sangre de los antiguos pueblos que son nuestra raíz, no podemos sino condenar a estos gobiernos farsantes, que además manosean los símbolos más sentidos de la patria grande, cultivando palabras lisonjeras a los oídos de nuestros pueblos a la vez que le aceitan el camino a Monsanto, Cargill, Barrick, Chevron, los pooles, los banqueros, Walmart, la patria contratista, entre otros, y el dinero sucio del planeta tierra, dinero manchado de sangre.
La noticia de hoy rebalsa el vaso. En el mismo instante en que tantos argentinos toman conciencia del grave estado de la biodiversidad, de la necesidad de aplicar políticas que protejan el agua, el suelo, los árboles, las hierbas, los peces, los pájaros, las abejas, el aire, y que desalienten inversiones que contaminan o amenazan con destruir nuestros acuíferos; en este momento en que los pueblos necesitan un pedazo de tierra donde producir sus frutas, sus verduras, sus hortalizas, sus cereales, y generar granjas y chacras familiares que aseguren la soberanía alimentaria y el alimento variado, sano y cercano para todos, en este instante la presidente Fernández viuda de Kirchner abre la compraventa de los campos al dinero obsceno del planeta, al dinero del narcotráfico, del tráfico de armas, de la trata de personas, al dinero de la violencia, al dinero que destruye la dignidad en la especie humana y que mata al hombre. Esta es una agresión al pueblo, a la patria grande, una agresión a los hermanos del Abya Yala, nuestra América, una cachetada a los trabajadores.
Los herederos de la revolución artiguista no tenemos otro camino que el cuidado de la tierra, el amor a la Pachamama, la producción sustentable, y el reparto de tierras de modo generoso, solidario, para que la producción se haga entre cooperativas, campesinos unidos, familias, emprendedores, pymes, chicas y muchachos de nuestros barrios ávidos de trabajo decente, con el apoyo de profesionales de convicciones, pero jamás podemos tolerar este nuevo atropello capitalista.

A no afligirse, hay pueblos que parecen dormidos y están soñando.
La resistencia no es fácil, debemos caminar sin camino, lindo desafío. Pero antes, tomarnos unos mates y con los mates, la conciencia.
Decía Atahualpa Yupanqui, que supo vivir en las orillas entrerrianas, “mi tierra está llenita de forasteros, / campesinos sin campo, indios sin cerro, / qué tremendo silencio sobre nosotros / hagamos con silencios un nuevo grito”.
Ese es el otro mundo que está también en nosotros. Cedin: Cochinada Emblemática De la Indecencia. Como diríamos en mi pueblo: ojála y se les pudra. Para que broten las hojas verdes.

                                                                                                                                  Tirso."

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