El término "Clocal" se está usando cada vez más para expresar esta necesidad de pensar la crisis desde lo global y actuar desde el ámbito local.
Leemos a Jorge Rulli.... Cualquier semejanza con la realidad local es obra pura y exclusiva de la globalización y el verticalismo político.
"El Carrusel gira
cada vez más rápido y nos entretiene. Las figuras son de madera, pero cobran
vida y adquieren roles definidos. Alguna de ellas muy suelta la cadena, muestra
con desdén una foto en un diario de España, otro se indigna frente a la
multitud descubriendo lo que siempre debió haber visto o haber sabido, alguno
se mantiene impasible y seguramente es más de madera que el resto de las
figuras. Hay muchos otros también, que desfilan ante nuestros ojos, personajes
extraviados, rufianescos, envanecidos de su pequeña huella en el mundo e
inconscientes de sus crímenes hacia la población y hacia la Naturaleza: cientos
de protagonistas y partiquinos de la tragedia argentina. Hojear los diarios
cada mañana es asistir al ritual del carrusel de cada día. El infinito suceder
de un guiñol montado no para develar la realidad, sino para ocultarla. Somos un
país laboratorio, un país que produce y que se alimenta de sojas transgénicas.
Somos el país de Tinelli, la sombra postrera de lo que quisimos ser, la burla de
nuestras mejores ambiciones… La Argentina del parche y de las políticas de
coyuntura, la Argentina del siempre repetido volver a empezar. Un país que
extravió las memorias de sus sueños de ayer y que hoy se resigna a sobrevivir
en los márgenes del mundo, como mero proveedor de forrajes y de
biocombustibles.
Las figuras del
carrusel en épocas de Globalización, no gobiernan ni tienen mayor poder que el
de jodernos un poco cada día. El verdadero Poder hoy se encuentra en otra
parte, seguramente lejos, en algo que se conoce como mercados globales y que en
la tómbola de los precios de las comodities, gobierna nuestras vidas y decide
nuestros destinos. El mundo de la Globalización es como un monstruo insaciable
que no puede detenerse, aunque quienes conducen sepan que la aventura del
hombre no puede acabar sino en un colapso planetario y en el fin inevitable de
la civilización industrial. Mientras tanto, la pulsión del crecimiento arrastra
hacia delante, el monstruo consume cantidades astronómicas de petróleo, de gas,
de porotos de soja y aceite de palma, carne de salmón, pasta de papel, litio y
otros minerales raros, alimentos industriales, agua…
…Basta
distanciarse un poquito de los acontecimientos que nos marean y aturden desde
los medios, y por exceso de información, para tomar conciencia que este camino
de la Globalización, nos conduce a un desastre. Basta igualmente distanciarse
un poquito del exceso de información y de confrontaciones en lo local, para
tomar conciencia que el embeleso que nos produce a diario el carrusel y sus
fantasías, también nos conduce a nuevos y terribles fracasos. Debemos aceptar,
sin embargo, que no es fácil salir de la huella en la que estamos.
Hace mucho que nos acostumbraron al consumo… Hoy, lamentablemente, son las
limitaciones a la compra de dólares lo que suscita encendidas indignaciones,
más que las humillaciones cotidianas a la dignidad nacional o los abusos a los ciudadanos,
propios de una democracia falluta. Tal vez vivamos la última generación de
argentinos que guarda memoria clara de épocas en que primaron las aspiraciones
a reencontrar la grandeza de la Nación Argentina. Mientras ellos sucumben en el
olvido, un pensamiento posmoderno extendido desde los intelectuales
colonizados, ha posibilitado la fragmentación y la desmemoria de nuestro
Pueblo. Es hora sin embargo, de comenzar a poner las cosas en claro. Es hora
también, de retomar una historia interrumpida y rescatar del olvido los sueños
que tuvimos. Somos muchos los que estamos aprendiendo a poner distancias del
teatro de guiñol de los simuladores y ocuparnos de construir el propio destino.
Por doquier surgen grupos y voluntades que asumen las nuevas tareas de la
reconstrucción nacional. Surgen muchos pioneros que generan procesos
alternativos de autosubsistencia, procesos que nos permitan reconciliarnos con
la Tierra, que esclarezcan a los jóvenes sobre las memorias del pasado y que
disputen en el Universo de las comunicaciones populares los discursos del
progresismo desarrollista. Ellos, los simuladores, los desarrollistas
progresistas, no pueden ofrecernos más que horizontes de colapsos, no tenemos
entonces, demasiadas opciones sino las de luchar por nosotros mismos, a partir
de nuestras propias fuerzas. Es lo que hacemos cada día y cada día somos muchos
más, para la gran tarea de procurar la Liberación Nacional con
Soberanía Alimentaria."
JORGE RULLI
GRR .
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