Desde el Grupo Mingaché queremos saludar públicamente con beneplácito las actuaciones del Juez Eduardo García Jurado en la causa iniciada hace ya unos años por las sucesivas denuncias por fumigaciones que realizara oportunamente nuestro compañero de travesía Ruben Kneeteman.
En los últimos días de mayo el juez convocó a las partes implicadas a una audiencia de conciliación en la que estuvieron presentes representantes de la familia propietaria del campo donde se realizaran las fumigaciones tóxicas, de los arrendatarios del mismo, del municipio de Larroque y los denunciantes.
Es grato observar el grado de compromiso del Dr. García Jurado en esta causa, así como lo actuado por la policía local y criminalística departamental cuyo personal se ha hecho presente cada vez que fue necesario, constatando los hechos y tomando muestras del terreno que fueron fundamentales en las decisiones del juez.
En estas muestras, analizadas por La División de Criminalística de la Provincia un año después de tomadas en el terreno, se encontraron agrotóxicos como el Endosulfán (prohibido en Europa) y otros que se promocionan como de rápida degradación. (un año después).
La empresa arrendataria fue advertida por el juez para que cuide los límites establecidos por la ley tanto en la distancia a la planta urbana o a las márgenes del arroyo como en la dirección de los vientos.
El municipio de Larroque también fue reconvenido por el Dr. García Jurado por su falta de control al respecto.
Sabemos que este es sólo un pequeñísimo paso, que los afanes productivistas y las leyes del mercado seguirán imponiéndose sobre la salud y el bienestar de las personas.
Creemos que estas resoluciones del juez serán sólo una isla en un océano de primacía de lo económico por sobre lo humano, si las autoridades no asumen su rol de contralor y defensa del ciudadano y si la población, los eternos perjudicados, no logramos desentrañar la perversidad de un sistema que con falsas promesas de un progreso infinito o de un bienestar publicitario, nos envenena, contamina los bienes naturales, la tierra, el aire, el agua, los alimentos y explota los “recursos” más allá de sus límites de autorregeneración.
Sin embargo esta pequeña isla en medio del océano nos revive la fe en que otras formas de vida y de relaciones son posibles, que no todo está perdido, que si insistimos en la acción comprometida y solidaria, alguien nos puede escuchar.
Los representantes del Municipio en la audiencia informaron al Juez que, en función de estas actuaciones, el Ejecutivo Municipal ha enviado al Concejo Deliberante un proyecto de ordenanza que establecerá límites a las fumigaciones. Esto nos parece una importante consecuencia que pone en valor a las mismas. Sabemos también que el proyecto enviado es muy pobre y con aspiraciones de mínima, pero creemos que nuestros representantes pueden mejorarlo y por supuesto los instamos a hacerlo. 50 o 100 m no son nada, 500 tampoco lo son; las máquinas con las que se esparce o en las que se prepara el veneno no deben estar en nuestras calles por ningún motivo, los depósitos de bidones llenos o vacíos tampoco, los vecinos no deben usar estos productos en sus veredas y patios
Felicitamos a nuestro compañero Kika, acompañamos su lucha y la de su familia. Nos solidarizamos con su problemática así como con las de otros vecinos que nos han comentado casos similares. Debemos tomar conciencia del enorme daño que están produciendo sobre nuestra salud y el ambiente estos tóxicos tan promocionados por sus fabricantes. Que necesitamos comprometernos en la defensa de los derechos propios y de la comunidad. Que hay cosas que podemos hacer y debemos hacerlas. La denuncia policial es sólo una de ellas pero no de las menos importantes. El reclamo enérgico, la toma de conciencia, el juntarnos y visibilizar el problema son otras formas válidas de acción.
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