Actualmente, tal como en Cochabamba y en los foros electrónicos, comienzan a dibujarse debates entre diversos caminos posibles para nuestras sociedades Indoamericanas y esos debates se producen en medio de una etapa de creciente complejidad. Esos debates son esperanzadores, aunque todavía el escenario de nuestro país, se encuentra dominado por discursos que como el de Carta abierta, convocan a esperar sine die, un supuesto de materias pendientes… materias que, por otra parte, no figuran en ningún programa… o como en otros sectores de la izquierda progresista insisten en un suma resta comparativo entre el gobierno y la oposición, para convencernos de tomar partido por el mal menor… Nuestra Indoamérica, es un mismo continente y los problemas son similares, también los desafíos y las encerronas que generan las nuevas dependencias y los maquillajes que encubren las antiguas políticas de dominio. El paradigma marxista o euro cristiano marxista de los años setenta se continúa hoy clara y consecuentemente como proyecto, en procesos emancipatorios que se proponen el crecimiento y la asistencialización de la pobreza, con gobiernos que cuentan con apoyo popular y que le han fijado nuevas reglas a las Corporaciones y que, debemos reconocer, tienen una preocupación nueva por redistribuir las rentas, aunque esas políticas suelan conducir como en la Argentina, a un peligroso control social de los sectores excluidos y recientemente urbanizados por el agronegocio. Estos gobiernos rinden culto a la idea de progreso y no le hacen asco a cierta corrupción de los más altos funcionarios, corrupción que suele tornarse como en la Argentina o en Venezuela realmente escandalosa…
Se defiende al extractivismo, que suele dar lugar a las inversiones extranjeras y a priorizar el productivismo frente a las demandas locales de preservación de los bienes naturales, bajo el axioma de que para solucionar el tema de la pobreza debemos primero hacer crecer la torta… y ese “mantra” lo repite de igual manera Correa en Ecuador, Pepe Mugica en Uruguay o Cristina K en la Argentina.
Deberíamos tener en cuenta la colonialidad del Poder, o sea los mandatos que recibimos de las Corporaciones en la Globalización para cumplir ciertas tareas, el tener que proveer materias primas, producir agro carburantes o pasta de papel, mandatos corporativos que se constituyen como políticas de Estado y que son acatadas y naturalizadas por todo el espectro político. Somos factorías de nuevo tipo, y si no lo vemos es simplemente porque tenemos los ojos domesticados, es decir acostumbrados, a miradas y criterios antiguos, que ignoran lo ecológico y en especial lo nacional, a la vez que priorizan lo social y los derechos supuestos de las minorías. De qué sirve me pregunto, resolver el problema de la empresa Bruckman o establecer el matrimonio homosexual, cuando somos una factoría? Sirve sí a quienes se obstinan en poner la atención del común en las parcialidades y en los fragmentos, para que el conjunto no se vea, de esa manera se disuelve la voluntad de ser nación y pueden medrar los diversos progresismos…
Debemos desarrollar la voluntad de releer la política desde la Ecología y tomar conciencia de que estamos ante un nuevo paradigma, para de esa manera, poder salir de la confusión ideológica en que nos sumen las matrices de pensamiento de los años sesenta y setenta. Estamos ante un paradigma no progresista; un paradigma de Decrecimientos y Ecolocalismos; un paradigma de nuevos nacionalismos populares que nos recuerdan los procesos de Liberación Nacional de la posguerra; un paradigma de extendidos sentimientos libertarios o asamblearios y de búsqueda de las identidades culturales profundas. Debemos aceptar la actual Complejidad , tanto la complejidad de las realidades globales como la Complejidad de los pensamientos con que podríamos hacer frente a esas realidades globales... Unos, los progresistas, pretenden liderar un proceso que podríamos llamar de “emancipación”, y que implica recoger desde la izquierda ciertos mandatos incumplidos de la burguesía, al menos en su cosmovisión urbano / industrial y de crecimiento, que implica asimismo satisfacer muchas de las reivindicaciones de las minorías y ello conduce a una mayor fragmentación de la Sociedad y al olvido de todo destino común… Nosotros, mientras tanto, nos proponemos continuar levantando las propuestas de Liberación y decolonialidad. Decolonialidad o decolonización, tal como alguna vez las planteara F. Fanon y J.J. Hernández Arregui, y que toman forma actualmente en las propuestas de Soberanía Alimentaria, en el arraigo a la tierra y en el buen vivir o acaso en su versión argentina: procurar por sobre todas las cosas, la felicidad del Pueblo… No es lo mismo entonces, la Emancipación que la Liberación… aunque a veces se marche mezclados, aunque compartamos consignas y pasiones… y además, cada día que pasa es menos y menos lo mismo… todo espacio de debates ayuda a recrear un incipiente paradigma que abre cabezas pero que, sobre todo, abre horizontes nuevos…
Jorge E. Rulli
24 de Junio 2010
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