Gacetilla de la Junta Americana por los Pueblos Libres
Los integrantes de la Junta Americana por los Pueblos Libres –JAPL- expresamos nuestra pesadumbre por las muertes y los daños físicos y espirituales provocados por el terremoto en Haití, y nuestro más hondo repudio al ensañamiento de los poderosos del mundo contra este noble pueblo hermano.
En esta hora amarga, en donde las palabras parecen demás, nos ponemos a disposición de las familias haitianas para mitigar, si se puede, su dolor.
Convencidos de que Haití sigue pagando cara su determinación por la independencia y contra la esclavitud, actitud que es motivo de orgullo para los pueblos al sur del Río Bravo, sostenemos que de no ser por la pesada mano del imperialismo estadounidense y europeo, decenas de miles de haitianos hubieran salvado sus vidas del terremoto porque sus edificios hubieran estado preparados para afrontar con más chances un sacudón así.
La pobreza en todas sus manifestaciones multiplicó varias veces los padecimientos y las muertes, y el mundo “desarrollado” es responsable principal de esta mortandad masiva.
En medio del horror, exigimos entonces a los gobiernos del mundo que multipliquen sus envíos de fondos a Haití, no como ayuda sino como devolución, y den por canceladas sus pretendidas acreencias.
Haití no tiene deuda externa, tiene acreencias acumuladas durante 500 años. Y principalmente con Europa y los Estados Unidos, sus invasores y esclavistas.
Los países como la Argentina deben asumir la responsabilidad de la hora, y acompañar con firmeza (fuera de declamaciones) las necesidades de los haitianos, sin mostrarse por eso como tutores, porque ya está visto que las recetas de afuera han devastado Haití, tanto como el terremoto.
Al mismo tiempo, desde la JAPL proponemos que la Cancillería argentina, con auxilio de profesionales y organizaciones universitarias, registre a las familias argentinas dispuestas a recibir a niños huérfanos de todas las edades, víctimas del terremoto, sólo si los haitianos quieren y por el tiempo que los mismos haitianos consideren conveniente, para ayudar a resguardar la salud física y emocional, o garantizar una atención adecuada con vistas a la recuperación física y emocional.
La integración deberá hacerse con el compromiso de las familias de proteger a los niños del desarraigo, porque de ningún modo debe entenderse que la solución de los problemas graves que padece Haití será con la expulsión de sus habitantes. Debemos aventar cualquier principio de desmembramiento de Haití.
Cuando ya se habla de 200 mil muertos y 300 mil heridos, creemos que podemos ayudar en lo urgente, con sinceridad, sin especulaciones, mientras colaboramos también con la recuperación de una Haití libre y justa, con alimentos y educación para todos, y sin intromisiones.
Esta oportunidad para que los americanos expresemos con hechos nuestra solidaridad se impone ante la magnitud de la crisis, y colocando en el centro y como prioridad absoluta los derechos del pueblo haitiano, de los niños haitianos, y de esa noble nación víctima del imperialismo y otros maltratos.
También reclamamos que la actual Misión internacional intensifique los esfuerzos para salvar vidas y proteger la salud en este momento, e inicie de inmediato un programa responsable de desocupación y descolonización para permitir, con la retirada total, que el propio pueblo haitiano sea artífice de su destino, con la solidaridad, claro, de los pueblos hermanos.
Vaya nuestro pésame a las hermanas y los hermanos de Haití, y nuestro compromiso con esta nación de trabajadores.
¡Que viva Haití, que viva la dignidad de los haitianos, que vivan los pueblos libres de América! ¡Fuera el imperialismo de Nuestra América!
Enero de 2010.
Junta Americana por los Pueblos Libres.
Paraná, Entre Ríos, Argentina.
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