El Grupo de
Reflexión Rural ha realizado un primer Encuentro Nacional los días 25, 26 y 27
de mayo en la Ciudad de Córdoba, con la presencia de compañeros de las
diferentes zonas geográficas del país. El encuentro resultó de
especial relevancia por los temas tratados, con enfoques que incluyeron diálogos
e intercambios de opiniones sobre las condiciones políticas, económicas,
culturales actuales, tales como la crisis Europea y la acumulación de
conflictos sociales en nuestro país, y el modo en que estas
situaciones derivan en consecuencias que empiezan a ser inmanejables.
Importantes
transformaciones nacionales y globales que se suceden o que preparan su
estallido probable en los meses próximos y nos afectarán por décadas, obligan a
que sentemos posiciones que permitan prepararnos para encarar esos
desequilibrios y sus consecuencias en la vida y en los ecosistemas. Estamos frente
a modelos económicos que sólo ofrecen múltiples colapsos y no vemos voluntad de
poner en práctica una pertinente preparación ante estos deterioros de índole
industrial, comercial, agrícola y en suma, ambiental. Se trata para nosotros,
por sobre todo, de proteger los saberes y redes humanas. Vemos a muchas
comunidades en el mundo con las mismas preocupaciones, que toman los recaudos
necesarios. ¿Qué ocurre mientras tanto en nuestro país? Los gobiernos nacional
y provinciales, lejos de prepararnos para una alternativa más humana y
ambientalmente equilibrada, abundan y se extravían en fantasías bursátiles y en
discursos inconducentes. Continuamos pensando que hay enormes potencialidades
en cada municipio, y que cada comunidad debería organizar instrumentos de
resistencia, fundados en lo que denominamos una “economía en defensa
propia”. Aún más, proponemos que esta iniciativa pueda convertirse en
una campaña nacional que responda a la diversidad de estrategias de cada lugar
y de cada momento. No hay ninguna razón para sostener el actual apego a
ilusiones como la modernidad periférica, el progreso subordinado, el
“crecimiento” estadístico, la quimera del consumo, el abastecimiento a los
mercados globales y la competencia.
El encuentro
realizado, tuvo también, el carácter de seminario intenso, con una fundamentada
revisión de conceptos y paradigmas, que nos llevó a reconectar áreas y saberes
que en la academia insisten en mantener como fragmentos desconectados en vez de
constituyentes de una totalidad. Estamos convencidos que, no hay recetarios
prácticos ni reducción tecnocrática de consumo, o “capitalismo verde” en
cualquiera de sus variantes, que permitan superar la catástrofe de una
humanidad y otras especies en riesgo de extinción. El GRR no reduce
la acción a la suma de recetas prácticas y, aunque no las rechaza,
las acepta sólo como parte de una totalidad que integre lo filosófico, lo
técnico-jurídico-político y lo material. Son tres dimensiones inseparables. Una
forma de defendernos es recuperar el control comunitario sobre el circuito del
dinero y los gastos, en vez de delegar a estructuras que, buscando ventajas
circunstanciales, recortan únicamente el segmento rentable de la realidad,
condenando a los pueblos a quedarse con un exiguo resto: una economía de
sobrevivencia basada en el arrebato entre vecinos.
Abogamos por una
producción propia de alimentos, así como respaldamos el tendido de redes de
comercio locales, de oficios, la revalorización de la comunidad en vez de
nutrir mercados anónimos e insaciables, pues las comunidades y municipios,
nuestros agricultores, artesanos, pescadores artesanales, pequeñas industrias y comercios no tienen
ninguna obligación de trabajar para economías ajenas ni tampoco poner a
disposición de negocios privados el territorio, las cuencas, pastizales,
cordilleras, estepas o selvas como si fueran zonas de sacrificio. ¿Por qué
deberíamos sacrificar el presente y futuro de los argentinos, para núcleos
de poder que solo buscan darle respaldo tangible a divisas que se han
transformado en papel pintado? No estamos hablando del tan temido “nacionalismo
de recursos”, sino de nuestra recuperación legítima de los bienes comunes,
necesarios para vivir dignamente en este territorio sin afectar ni ser
afectados de ninguna manera por apropiaciones externas que excedan o tengan
prioridad sobre esas necesidades.
Este primer
encuentro nacional ha servido para ratificar y profundizar una vez más, las
razones que el GRR ha venido promoviendo en sus diversas campañas, tales como
la vuelta a una ruralidad que ocupe las inmensas zonas actuales de
despoblamiento y de saqueo. La actual obsesión por el “rinde” y la
rentabilidad, solo atiende a una cadena individualista y excluyente
de actores económicos, en vez de atender necesidades materiales y no materiales
de la sociedad en su conjunto. Las condiciones para “volver a la
tierra” significan para nosotros reinstalar una autentica decisión
política que, no es una bucólica y romántica aspiración, sino la voluntad de
aceptar rigurosos desafíos: científicos, tecnológicos, industriales y agrarios.
Esta decisión sin duda incluye a las ciudades que, previsiblemente no podrán
sobrevivir a los vaivenes, colapsos financieros y de suministro de bienes y
servicios, tales como transporte, energía y alimentos.
En definitiva,
hemos ratificado en este encuentro, nuestra esencial característica de grupo de
afinidad con vocación de pensar y debatir colectivamente aquello que
consideramos los grandes temas del momento. También ratificamos la voluntad de
persistir en anticipar los riesgos y los horizontes de conflictos,
así como continuar impulsando o generando redes, campañas y movimientos a favor
de la vida en su más extensa interpretación. Asimismo, nos preocupa como nunca
antes, la necesidad de una reflexión sobre el Poder. Cuando
el modelo agro exportador y de industrialización de la ruralidad al servicio de
los mercados globales, se ha instalado en toda la extensión del territorio,
consideramos que las dirigencias políticas son meramente gerenciales y que el
manejo del Poder no está en ellas sino en las Corporaciones. De tal manera los
procesos de la Liberación Nacional con Autonomía Alimentaria que impulsamos,
deberían reconocer los nuevos desafíos de la Colonialidad y evitar las
seducciones y trampas de cambios políticos o gerenciales que no impliquen la
modificación de aquellas dependencias que conciernen al modelo mismo, modelo
extractivo y agro exportador y cada vez más y más institucionalizado.
Celebramos
nuestras luchas, en medio de tantos simulacros y trasvestimientos que ocultan
la fragmentación y el sometimiento de la Nación, tanto como la indigencia y la
sistemática destrucción de una población sometida al asistencialismo y a una
urbanización compulsiva.
Estamos
convencidos que la Argentina con la que soñamos es tan posible como necesaria y
renovamos nuestras esperanzas en lograrlo mediante las luchas y la extensión de
una nueva conciencia ecológica.
Dado en la Ciudad de Córdoba, mayo del año
2012